jueves, septiembre 11, 2025

Annabel Lee

 Edgar Allan Poe
 
Muchos, muchos años atrás,
en un reino junto al mar turquí
vivía una doncella a quien quizá conozcáis,
llamada Annabel Lee,
que tenía en la vida un único afán:
amarme y ser amada por mí.


Aunque no éramos más que niños,
en el reino junto al mar turquí,
nos amábamos con un amor tan pleno,
yo y mi Annabel Lee,
que los alados serafines del cielo
lo codiciaban para si.


Fue por esta razón que, tiempo atrás,
en el reino junto al mar turquí
de una nube sopló un viento que heló
a mi hermosa Annabel Lee.
Entonces llegó su patricio tutor
y la separó de mí
para encerrarla en un sepulcro
en el reino junto al mar turquí.


Los ángeles, infelices en el cielo ulterior;
nos envidiaban a ella y a mí,
y fue por eso (como saben todos
en el reino junto al mar turquí)
que de esa nube nocturna un viento sopló
hasta helar a mi Annabel Lee.


Pero era tanto más fuerte nuestro joven amor
que el de toda la gente de allí,
que el de gente mayor y más sabia, ¡oh, sí!
que ni los ángeles del cielo ulterior
ni los demonios bajo el mar turquí
podrán separar mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee.

Pues la luna, al brillar; me invita a soñar
en la hermosa Annabel Lee;
y al salir los luceros veo los ojos certeros
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso, tendido a su lado, las noches,
velando a mi amada, mi amor; mi consorte,
en su sepulcro junto al mar turquí,
el mar que ruge por ella y por mi.

martes, septiembre 09, 2025

HABANA

 

Se fue la luz.

Comienza la incertidumbre dentro de la gran incertidumbre que es el día a día.

¿Por qué se fue? ¿Es una rotura o será un apagón programado?

Si está lloviendo lo más probable es que sea un problema con los viejos cables y los viejos transformadores que están tan cansados de trabajar día tras día como yo.

Los vecinos sacan sus asientos para la calle y hacen cuentos como los campesinos de antaño.

Los vecinos siempre están en la calle de todos modos.

Cuando en una casa pensada para 4 o 5 personas viven 20 o 30, es inevitable que se expandan como las moléculas de un gas.

Ya pasó una hora y no ha venido.

Llamamos a la compañía y nos dicen que ya está reportado el problema.

Los vecinos siguen haciendo cuentos y esperando.

Las velas se van derritiendo como por arte de magia. 


Y la incertidumbre crece.

No hay más velas.

¿Qué haremos cuándo se acabe ésta?

El refrigerador se está descongelando.

¿Qué hacemos con la comida?

No podemos darnos el lujo de que se eche a perder.

Nadie puede darse ese lujo, no importa si tiene mucha o poca.

Si tiene mucha porque ha invertido mucho en ella y no solo dinero, sino tiempo, esfuerzo...

Y si tiene poca, pues evidente, porque es la única que tiene.


Ya pasó otra hora ya apagamos el pedacito de vela que queda y nos acostamos.

Tratamos de dormir un poco, con luz o sin ella mañana hay que trabajar.

Dormir un poco... suerte que no es verano, en verano no se puede dormir con el calor y los mosquitos.

Pero hoy no hace calor, dormimos, con un ojo abierto, como una madre recién parida.

Vigilando...

Llegó la luz.

Son las 3 de la mañana.

Hay que levantarse a secar el refrigerador para echarlo a andar.

Cuando yo era niño, empezaban los apagones, la gente siempre gritaba cuando llegaba la luz.

Daban vítores y se alegraban genuinamente.

Los cubanos somos muy alegres. 


Pero ya nadie grita.

No sé por qué.

¿Perdimos la alegría?

Los vecinos, cansados recogen sus asientos lentamente y van a dormir.

No están contentos, ya vino la luz, pero no están contentos.

Autor: Desconocido